martes, 24 de junio de 2008

Sentimientos encontrados

Días de sentimientos encontrados, de sensaciones fuertes. Ya me quedan pocos dedos que contar para que Nuria se vaya de Madrid a Nueva York, previa escala en Galicia para curar heridas de sueño con horas de sol, viento y zamburiñas. Viene cerca ya la zozobra de soledad y de nostalgia que quedaba tan lejos hace meses, y sigo en el burladero esperando a ver de qué pie cojea el morlaco que me toque en suerte.


En Valladolid sufro mucho la ausencia de mi padre, y flaqueo en esa fortaleza que intento comprar en el bazar pero que cuesta mucho encontrarla. Y entre tantos miedos, la luz bohemia del piso de Enrique e Itziar, con Bill Evans de invitado especial escondido en las paredes y un rosado limpio y sobrio en la copa. Nunca un whysky me hizo tanto tilín en la garganta, y es de ley decirlo, pocas veces se me pasa el tiempo de esa manera sin mirar el reloj.


Entre tanto, llegan nuevos paisajes en el viaje de este curso, nuevas casas, nuevas piscinas donde bañarme, y el cariño y las caricias de Juan que ya empieza a parecer un niño para dejar de ser un bebé.


Martes de aire acondicionado el Magallanes 3, mientras todos duermen la siesta y yo recupero las horas que perdí esta mañana en Hacienda, cuando por unos minutos he dejado de ser Jaime Arenillas, para ser un triste y solitario W-206.

No hay comentarios: