jueves, 24 de abril de 2008

El día señalado

Ayer, en el block de mesa de mi despacho se podía leer: "Mañana toros"


Efectivamente, hoy se ponían a la venta las entradas para San Isidro, con más de un mes de antelación. El objetivo era claro: conseguir boletos para ver a José Tomás y a Morante. Siendo sincero, mi primera opción estaba definida desde hace días, y fijada en la corrida del día 15 de junio, jueves, con el de Galapagar en un buen cartel.


Poco antes de las diez de la mañana, me coloqué en frente del ordenador, acyualizando sin cesar la página "taquillatoros.com", portal donde se vendían las entradas. Sin éxito he ido viendo pasar las horas con el mismo resultado visible: servidor saturado. Hace un minuto lo he vuelto a comprobar.


Un desastre, una vergüenza. No me cabe la menor duda que está todo amañado y que ahora habrá que acudir a la reventa para ver a José Tomás en Las Ventas, porque doy por hecho que se habrán agotado rápidamente tras largas colas en las taquillas "oficiales".


La de Internet, sencillamente no ha existido. Y eso que hay un buen recargo por entrada adquirida... Lamentable.


Me queda la tranquilidad de que, para ver a Frascuelo bordar los lances con el capote, seguro que no hay colas.

miércoles, 23 de abril de 2008

Suerte

Mi padre me decía que yo tenía una flor en el culo, pero siempre me reconoció que sabía cómo encontrar las cosas, más que eso: cómo buscarlas. Así conseguí muchas cosas en mi post-adolescencia, pareciendo siempre que salían de la nada. Un día llegaba a casa y decía: "El año que viene me voy a Santiago", o "me han dado la Erasmus a Noruega". Algo así pasó cuando encontré mi actual trabajo. Las entrevistas se sucedieron con rapidez y sucesión lógica, hasta que un día, estando en el laboratorio, recibí la llamada de aceptación.


Fue un proceso que duró aproximadamente mes y medio, y que me reportó muchas satisfacciones. 14 meses después, avanzan los acontecimientos, se suceden las sorpresas, y llegan a mi alma antiguas sensaciones disfrazadas de elegancia.


Después de todo lo que ha pasado los últimos días por mi/nuestras vidas, no puedo parar de pensar en aquella frase que tanto me repetía Juanito...qué razón tenía. Porque lo que pasa a mi alrededor es de película con final feliz. Y no solo a mi, sino a mi gemela. Vivimos días de rosas, de éxito, de oportunidades.


Aun con las cosas en el aire, esta mañana caminaba pletórico por la calle, rezumando confianza y plenitud. Creo que nunca había estado como ahora, dispuesto a coger la muleta con la izquierda y de quedarme quieto hasta el de pecho.


Sonreía solo, aun sintiendo el dolor de que el primer número que he marcado en el móvil al salir no me ha respondido. Me decían que no existe.


Yo insisto. Te llamo el viernes y te digo qué ha pasado. Y se que estarás muy orgulloso.

jueves, 17 de abril de 2008

Semana

Es curioso. LLevo un par de días queriendo escribir y contar cosas, plasmarlas en esta bitácora pixelada y fría. Quería escribir de los Ministros, del trasvase, del concierto que dio el martes "El Torta", de Ogbeche, del chico que reparte "La Farola" en Cuatro Caminos. Quería hablar del Thyssen, de José Tomás, del Topo Giggio, del boicot a los JJ.OO de Pekín, de lo que siento cuando llega la tarde y encuentro el calor de tu mirada.

Mas he llegado tarde. Me aprisionan las ganas de descanso y de viernes, un par de ilusiones para el sábado que guardaré en el anonimato y dosis industriales de nostalgia.

Son demasiadas cosas las que quería compartir esta semana...pero ahora que me doy cuenta, puedo resumirlas en pocas palabras. Pese a que no me gusta nada el mundo en el que habito, aun conservo el amor por las cosas pequeñas, aun me enternecen situaciones, y sigo vivo a la vuelta de todas las esquinas.

Y que hay cosas que aunque me hagan feliz, no me ocultan la verdad de la vida, pero que me ayudan a que el trago sea más corto, y el natural, más templado.

lunes, 14 de abril de 2008

Aquel viaje desde Barcelona

Nunca olvidaré aquel viaje desde Barcelona. Vólvía a Valladolid con mi hermano del brazo, y el viaje en coche se antojaba tranquilo, entre discos y charlas. Al comenzar el viaje hablamos sobre ir a ver a Enrique al llegar, y salimos pronto con esa intención, pero a mitad de viaje, una llamada telefónica alteró todo el sentido y el espacio.


Creo que es el tercer año que escribo en internet sobre ese día (antes en mi espacio del msn, ahora aquí) y siempre acudo al teclado después de bastantes horas acumuladas de tristeza. Este año si cabe, el recuerdo de Enrique es aun más incisivo, aun más doloroso unido a la también ausencia de mi padre.


El otro día comentaba con mi madre esa "calma" que la gente te asegura que viene con el tiempo. Pues bien, creo que hay faltas que no entienden de tiempo, porque son grandes e hirientes desde el primer segundo hasta el último. Ausencias como la de Enrique no entienden de calma ni de paz, sencillamente porque la vida cambia tras una cornada como la que tuvo Enrique, como la que tuvo después mi padre. Y las lágrimas del alma cogen sabor añejo y puro con los días, dolor y rabia concentrados en los recuerdos, en el futuro que cortó el destino cruel.


Lo que si es cierto, sin duda, es el paso inexorable del tiempo. Hace 5 años de aquel viaje desde Barcelona, de aquel día en que Enrique se fue a ver los toros desde otra barrera. Y este año me duele más su recuerdo, porque siempre irá asociado a mi infancia, a mi padre, al cariño con el que crecí cuando estaba rodeado de ellos. Y recuerdo las últimas reuniones, las cenas, y esos tirantes que nadie ha llevado como él.


Suena en mi alma la voz de mi padre cuando se encontraban: "¡Henry!" y la respuesta de Enrique: "Jugue..."


Es triste la vida, es cruel y no avisa nunca de lo que viene. Recuerdo que el día que murioó mi padre, Kiko me llevó a pasear por el campo, cerca del Tanatorio. Amenazaba lluvia y caminábamos despacio, hablando a bocados de verdad. Fue entonces cuando se rió y me dijo "Se tienen que haber corrido una juerga de puta madre al encontrarse". Y solo espero que, en otra vida, la muerte no sea sino un nacimiento a algo distinto. Entonces, hoy tendrán nueva juerga los dos amigos.


Hay gente que no debería estar en el rebaño común de los mortales. Va por usté, Maestro, siempre vivo entre nosotros.

martes, 8 de abril de 2008

Esperando a Morante

Ya me lo avisó Enrique, "El domingo verás a Morante..." pero la visita de mi madre me lo impidió. El domingo fue delicioso con Carmencita y con Nuria. El Templo de Debod, la Plaza de Oriente...un acordeonista fantástico y el tiempo corriendo despacio. Para culminar la jornada, rancho en la Plaza Mayor en un día soleado y mucha conversación, si cabe más alimenticia.

Y mientras comentaba mis desgracias laborales a mi madre, Morante destapaba el tarro de las esencias en La Maestranza. Dos orejas que me hubiesen hecho perder el sentido en la plaza, pero ese día convenían otras cosas.

No pude ver las dos orejas de Morante en directo, pero hablé de frente con mi madre, disfruté de un día idílico y fui testigo de un cariño de otro mundo, un cariño a tres bandas que me dejó un poso de tristeza cuando volvía de Chamartín, al darme cuenta de que nunca sería a cuatro.

Así pues, espero que las circunstancias me dejen bien en el caballo el día 23 de mayo en la Plaza de Las Ventas, quien sabe si en mi ansiada confirmación de alternativa. Ya estoy esperando ese día. Ya estoy esperando a Morante.

jueves, 3 de abril de 2008

Querida "Tita"

Mientras te haces fotos con tu nieto y defiendes los árboles del paseo, hoy tu mundo es distinto y no lo sabes, y estoy aquí para decírtelo. Tú te habrás levantado tan tranquila y habrás acarreado tu rutina mientras, en tus dominios, algo cambia y te hace mejor.


Tú no la conoces “Tita”, pero desde hoy la tienes en tu equipo, trabaja para tí. No creo que la veas, ni que te llegues a cruzar siquiera con ella, pero es necesario que sepas que hoy tu Museo luce más y tiene más vida. Hay alguien que ha entrado hace unas horas para hacer de su futuro un diamante por pulir, aun más puro. Y habrá cautivado con su entusiasmo a todo aquel que se le haya puesto por delante, y las baldosas habrán sentido su fuerza, su determinación y su ambición.


Hoy soy yo quien comparte su riqueza contigo. Cuidala bien.

(Felicidades piel de nácar.)