viernes, 5 de febrero de 2010

Monopolio

LLego al rincón del viernes en el que me envuelve el silencio de las horas muertas. Muere un viernes resaca de un jueves joven y divertido. Se puede mantener el tipo a los 30. Y en el recuerdo, sobre todas las cosas, tus abrazos y tus besos incontrolados, robados al tiempo. Necesito un día así contigo.


En un año crucial, llegan mails cargados de nieve no muy limpia que te asustan, y no pienso consentirlo. Ojalá pudiese idear y construir una silla para tí y tallar en madera tu nombre, y encolar las patas para que nadie pudiese quitarte tu sitio. Sabes bien que nadie podrá apartarnos de ese futuro que tanto ha costado pensar y desear, y dentro de unos meses te parecerá una caricia todo este nerviosismo que ahora te agota. Pues no, no vas a esperar. Ni te vas a escapar de tu destino.


El monopolio no es solo con letras, es de vida y de mañana.