jueves, 4 de junio de 2009

Ayer, día de Fiesta

Ayer fue un día precioso, y no por la corrida en sí, aunque siempre se aprenden cosas en todos los toros.


Me llevé a mi hermano a Las Ventas por primera vez. Se enganchó el AVE y a las seis estaba a buscarme en el trabajo. En su mirada, la ilusión del que aun siente que Madrid es la cuna del toreo, del que se siente privilegiado por estar en la plaza en día tan señalado. Ya en la grada del seis, le miraba y me emocionaba, nos sonreíamos y nos abrazábamos.


Me quedo con eso, con la magia taurina que nos envolvió ayer. El paseillo, los comentarios, las vistas desde la terraza. Y qué feliz me siento de que su primera vez haya sido conmigo.


Lejos queda ya mi primera vez, mayo de 2007: Lopez Chaves, Gallo y Capea. Al comenzar el paseillo llamé a mi padre, que estaba en Asturias con la cornada en el estómago reciente. Le dije, sencillamente, que era una putada que no hubiese podido venir conmigo. Respondió "Seguro que para la Feria de Otoño estoy bien, y entonces iremos, y antes de la corrida comemos en el Asador Donostiarra, que te lo debo". Lloré de emoción y afronté ese amargo debut en Madrid, con la triste certeza de que nunca llegaría ese día soñado.


Ayer, tanto Oti como yo llevábamos sendos pares de gafas de sol de mi padre.

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