martes, 26 de agosto de 2008

Domingo en Las Ventas

El domingo era un día insulso después de la emoción del basket. Andaba con el mono y se me ocurrió ir a Las Ventas. No me atrevo a decir que fue un error, porque uno siempre aprende cuando va a los toros, salga lo que salga por chiqueros.
Pero lo del domingo fue para nota, para que alguien reflexionase sobre lo que se está haciendo con la Fiesta desde algunos sectores. Se dice que la Plaza de Madrid es la más importante del mundo, pero el domingo -con todos los respetos- me pareció estar en LLoret de Mar o en Benidorm. Lo primero que me llamó la atención fue la afluencia de público. Siendo generoso, diría que había un cuarto de entrada, que formámabos tres abueletes, los japoneses y yo. Me causó una sensación muy triste el silencio de los tendidos, silencio de no saber a lo que se viene, silencio de manos extrañas sujenatdo cámaras de video.
No se merecía eso Humberto Flores, ni Marco ni Corpas. Para ir así a Madrid, es mejor no ir. Yo no me niego a que los japos vengan y se dejen la tela, pero hay cosas que merecen un respeto, y, por lo menos, no se debería permitir que el 60% del "público" se vaya tras el segundo toro cuando descubre, sencillamente, que no le gusta lo que ve y que no es lo suyo. Porque hay cosas por las que uno, por mucho que se empeñe, no puede entrar (salvando a la excepción de "el niño del sol naciente").

Hecha esta reflexión -que dejo abierta- sobre los extranjeros en las plazas de toros, me atrevería a calificar de desastrosa la corrida. Mansa, floja y anovillada. Solo se salvó el toro de la confirmación de Flores, torero mexicano que ha tardado 14 años en confirmar la alternativa (...) y sobre todo el segundo, que se echó a perder tras una inoportuna voltereta (digo yo, por un error en la lidia).
Y hablando de los toreros, creo que hicieron honor a una tarde triste en la grada y en el albero. Flores, voluntarioso, dio con un inválido en el cuarto. Marco regaló un par de naturales sueltos sin ligazón y mancilló su profesión de matador de toros al no saber matar. En cuanto a Corpas, me limitaré a decir que se pasó la tarde dando zapatillazos y agitando sus cabellos al viento.
Y después de todo esto, me parece normal que los japoneses se fuesen pronto después de lo que veían. A mi también me dieron ganas de irme. El interés de la corrida, escaso, el resultado, pobre. Algunos de los fieles del 7 clamaban contra la empresa llamándola "antitaurina". Yo no se si llegan a tanto, pero desde luego habría que reflexionar sobre el eslogan de la plaza de Toros de las Ventas: "una plaza abierta todo el año".
Tal vez debieran cerrar por vacaciones, o trabajar en serio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ala! en las Ventas hay corrida todos los fines de semana? eso no lo sabía yo O_o