lunes, 26 de mayo de 2008

Morante

Y entonces, bajo la lluvia, admiré de nuevo a Morante. Si algo se puede decir de Morante, y que nadie puede negar, es que es distinto. Yo, después de esta aseveración, añadiría que es único.


Morante paró el tiempo en Las Ventas el viernes, hizo que durante unos minutos, cesara el murmullo de la plaza y tan solo se escuchase el compás de la lluvia en los paragüas, interrumpido por Olés que salían del centro de la Tierra. Olés de Madrid de esos que no engañan, como dice Enrique, olés profundos y desgarrados, de arte que viaja desde la muleta hasta el alma.


Él es el único capaz de hacer eso. Deleite, pasión, entrega, valor con mayúsculas.Y con el segundo aviso, se echó la muleta a la chocha y acabó con un kikiriki sacado del congelador. Y nadie se fuma un puro como Morante, nadie es capaz de hacer Arte quitándose las zapatillas, ni de lograr ese silencio que era casi oración en la espera.


Sencillamente, creo queMorante es distinto porque cuando pisa el albero, toda la gente espera algo de él. Y eso hoy en día es un todo un milagro taurino.

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