jueves, 15 de noviembre de 2007

Jueves

Hoy es un jueves atípico. Jueves sin "Rey", jueves de prisas y de fuego. Pero ahora, en esta tarde que ya es noche, es jueves de paz y de calma, jueves de brisa fresca en el mar que enrojece las mejillas y de niebla en lontananza. No hay ruido desde esta azotea de mi jueves, y apetece chimenea, lectura, silencio acompañado en larga noche que finaliza temprano, a eso de las once. No puede haber chimenea en este jueves (la habrá dentro de tres semanas) pero hay chasquidos que me suenan a corcho de vino y a bizcocho salido del horno. Y en nada, el Amagüestu de Quintana y la fiesta de Piñeres en su túnel, que también serán en jueves. Me gusta imaginarme todo eso en este día en que el sonido del teclado me adormece.
Es jueves de música clásica en el ordenador de Paco, de chistes y de llamadas telefónicas a traición de un Luis que no es tan Luis como parece. Todas éstas sensaciones me han hecho acordarme de mi amada Noruega (en una época en la que aun no tengo la nostalgia en nivel rojo). Me gustaría salir a pasear y sentir el invierno de nuevo en el fiordo. He de volver a escuchar esa sinfonía de ruidos en su rivera: la nieve cayendo sobre el hielo, el hielo recibiendo la nieve, el agua que circula bajo el hielo...también llegué a Noruega un jueves.
Es jueves con aroma de viernes, o más bien con sombra de domingo tras un domingo. Pero sobre todas las cosas, este jueves quisiera aparecer como por arte de magia en el atardecer de Cuerres, en los cantiles, y sumergirme en tu mar desde arriba para hablar contigo y tocarte de nuevo. Creo que solo así podría alcanzar esa paz definitiva e idílica que me sugiere este jueves.

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