jueves, 13 de septiembre de 2007

José Tomás


Tiene José Tomás una energía que no se estudia en las escuelas de Ingenieros. Para mandar en el ruedo no habla con la gente, habla directamente con el tiempo, con el mismísimo Cronos transformado en capote y en muleta. Es sencillamente un regalo de la vida, poder disfrutar del poema terrestre que compone José Tomás con su silencio sobre el albero. La templanza lleva su nombre, la hondura lleva su sombra...y esa mirada que enamora al toro y lo convierte en el animal escogido por el Arte. Mito viviente del toreo. Poso, clase, temple, mando. La lidia en su más pura esencia.


El 3 de Agosto, tuve el privilegio de poder ver torear a José en Pontevedra. La cosa ya venía de lejos, y Luis estuvo atento para coger aquellas divinas entradas que jamás podré pagarle. Y Nuria compartiendo mi emoción en la puerta del patio de cuadrillas, cuando me topé de frente con el Mito. "Maestro, es usted el más grande" fue todo lo que acerté a balbucear mientras le daba la mano y acariciaba con devoción su chaquetilla. Y después, varios minutos de incredulidad que se mezclaron con el paseillo. Y luego la locura, la oración, la profundidad de su figura, los estatuarios, el quite por gaoneras y unas manoletinas de vértigo. Sin palabras, tan solo una perenne carne de gallina en mi piel durante la faena.


Era la intención poder ver a José Tomás en Salamanca, pero fue imposible. Devotos y Julais se pegan por asistir a sus corridas, eso da mucho caché. Ayer reaparecía en dicha tierra, pálido, sereno, doliente aun de la cogida sufrida en Linares. Fue apoteósico.


Esperemos que José aguante un poco más, hasta que esos Julais que ahora se agolpan en los tendidos encuentren algo mejor que hacer. Entonces será un disfrute hacer las Españas para sentir y vivir a este genio de la tauromaquia, que dibuja estelas de gloria en cada paso. Debe ser un milagro verle inclinarse en la habitación para ponerse las zapatillas.

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