jueves, 6 de octubre de 2011

Bélgica, el paréntesis

Habrán notado mis lectores la ausencia de texto desde hace una semana. La razón ha sido el paréntesis que vivo en Bélgica desde el viernes y hasta el día 22, momento en el que volveré a Osaka para continuar con el proyecto.


Un momento...creí haber mencionado que volvía el lunes. Resulta que finalmente, un recorte en el proyecto me llevó a coger un avión el viernes, llegando por sorpresa a casa tres días antes de lo previsto. Para no cuasar un ataque cardíaco a Nuria -pero sin robarle la sorpresa del todo- coloqué en el felpudo unas revistas japonesas de moda que había birlado del hotel. Nuria aun pensaba qué hacían aquellos garabatos en la puerta cuando abrió la puerta y me encontró cruzado de brazos frente a ella. Las escenas posteriores, corresponden a la locura colectiva y al sueño de cualquier enamorado crónico como yo.


El fin de semana fue idílico, un sol de otoño bañaba Bruselas y por fin conocimos el parque de Tervuren. El domingo, volví a los fogones y bordé un arroz con conejo. El resto de días desde que estoy aquí se resume entre la paz y el nerviosismo que me invaden estos días, una desazón que me hierve y un intento de aprovechar las horas y prenderlas a mi capa.


Poco más que contar en el diván, espérenme en la curva que hay antes del aeropuerto. Yo ahora me debo a mis labores cotidianas.

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