viernes, 29 de abril de 2011

La distancia con el diván

Es curioso cómo he pasado tanto tiempo sin actualizar el blog, precisamente cuando ha sido un periodo lleno de circunstancias y de eventos. Será verdad que el blog es más un diván que un boletín. Así pues, puede interpretarse como positivo el hecho de que pasen días en blanco en este diván con fondo negro. Sin embargo hoy vuelvo a sentirme en soledad de viernes tarde y me vengo arriba. Seguramente porque hago memoria de todas estas cosas que han dejado una hendidura de sonrisa en mi rostro.



Pincelada. Valladolid recobró una luz que pensaba perdida, la del foco y el micrófono. Aun resuenan los ecos de los aplausos que tanto añoraba, así como los de los abrazos del reencuentro con el pasado. Un natural lento, pegado a la tierra. Y sin querer uno piensa en si habrá aun oportunidad de redención con el teatro.


Se acaba abril, que aun huele al recuerdo del dolor entre Barcelona y la meseta de un día 16 . Se apaga la semana laboral y llega tu viernes con el Lambrusco prometido, y con un suave aroma a chocolate caliente. Chocolate de la fuente que empieza a funcionar en este rincón de la vieja Europa.

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