jueves, 3 de septiembre de 2009

Aromas

El verano pasó acompañado de distintos aromas de mar y muchos matices. Aroma de presente y de futuro en la ría de Pontevedra, aroma de mes de mayo florido y soleado en mis sueños, aroma de noche blanca y luna nueva.

También tuve la opción de estar solo y de pensarte, de imaginar lo orgulloso que estarías al verme cargar con Oti la hoguera y el "ramu" en Villahormes vestidos de porruanos, como tú siempre quisiste que hiciésemos. Aroma de recuerdo doliente y punzante en esos días, de esa ausencia atroz en la que te abrazo en un silencio cada vez más íntimo e inexplicable.

Al fin, en la orilla, refrescó mi espíritu y mi cuerpo el aroma del mar de nuestras soledades, rodeados de la calurosa paz de un agosto de infierno. Paz al fin y al cabo, salpicada de multitud de zarpazos robados al tiempo en la pequeña cala donde me has esperado tantos meses.

Entre todos estos aromas se mezclan los del cambio, los de un coqueto ático con alma de madera donde ya sueño tus abrazos de frío. También huelo los aromas que vienen por mail y por teléfono, esos que empapan de vida nueva.

Y en un mes exacto, el aroma del capote de Morante, en ese otoño de Madrid que tanto espero.

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