sábado, 10 de enero de 2009

País de nieve

El año siempre acaba con nostalgia y comienza con ella. Pero la nostalgia también tiene estos días color y olor a nieve. Ayer el día me regaló un recuerdo, una vista, una imaginación. Ayer mis pies volvieron a sentir el chasquido de la nieve, ayer mi boca paladeó su sabor y mis manos su tacto. La nieve me lleva irreediablemente a aquel día de hace casi tres años, me lleva al Pais de Nieve con alas de frío y de cristal.

Aunque lo que no me trajo la nevada de ayer, es el silencio de la nieve. En Noruega la nieve acompaña al ambiente, a la montaña, al agua que discurre por los fiordos y los lagos. La nieve se escucha en el silencio de la luz tenue de las ciudades, en las casas donde la gente se resguarda del frío. Eso, por mucho que nieve en Madrid, no lo podemos tener.

Y reconozco que ayer sentí más que nunca ganas de volver, y así caminar de nuevo por el Pais de Nieve.

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