miércoles, 13 de octubre de 2010

Llega el frío

Hoy es un día de esos en los que no consigo pasar la página de una mala noche. Para colmo, una espantosa contractura limita mis movimientos y me mantiene quieto en la mesa, fingiendo que leo interesado el último cursillo de la empresa, con 193 apasionantes folios.

En este día me regodeo en frases, en hechos, en gestos, y paso mis películas preferidas una y otra vez por la mente. Y hablando de películas, hoy es un día perfecto para tragarse una de aquellas que te abofetean el espíritu, tal vez « Jules et Jim » o « Ma nuite chez Maud ».

Es un día en el que ver atardecer camino de Bruselas, envuelto en un silencio de motor Diesel. Tenía que llegar este día de acoplamiento al frío, de cambiar la predisposición a ciertas cosas, de esperar el momento de abrazarte con más ansiedad todavía, al rumor del martillo y la brisa de la taladradora.

Aquellos octubres de Valladolid con sendero marcado a la Seminci, la luz de lectura del salón y los primeros nícalos en la despensa. Nícalos con sabor a la tierra de los pinares de Castilla.

1 comentario:

Ana Pedrero dijo...

Aquellos octubres de Valladolid son muy parecidos al octubre que diviso desde mi casa, aguas del Duero arriba, Zamora erguida sobre la piedra. Me ha encantado tu entrada. También aquí, en esta tierra que tan bien conoces, que siempre te espera, andamos en ello.

Un abrazo. :)