Me atrae ese silencio alto, ese susurro por el que me das a entender todas las cosas que te hacen feliz. Como si nada te importase, como si todo lo que quisieses fuesen pequeños regalos en forma de tiempo conmigo y dejar que surjan los milagros.
En el frío de mis ideas siempre tienes tu sitio, aunque a veces hable de otras cosas y esté con otras personas. Siempre pienso en qué será lo próximo que tus ojos demanden de mi, rodeada de tu dulce sencillez y nobleza.
Y tus viajes por el futuro, y esas cosas que solo a tí se te pueden ocurrir para hacer de mi vida un rincón habitable y con estímulos frescos.
Por más que sumo y calculo, no me salen las cuentas. Me faltan días para quererte.
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