jueves, 15 de abril de 2010

De vuelta

Ultimamente estoy de vuelta de muchas cosas. Me siento distinto fuera de la rutina de la oficina, y ciertas nostalgias me empujan a reactivar ilusiones y hábitos. Me siento y escribo, vuelan por mi mente más versos de los que puedo escribir, vuelvo a tener poemas muertos antes de acostarme. Tengo ideas para una obra de teatro, imagino viajes, ropa que comprar, películas que ver. Quiero llevarte a aquel restaurante que vi hace tiempo (pero es una sorpresa).

Creo que es el último mensaje que me da el tiempo. me avisa de todo lo que tengo y lo que soy, todo lo que puedo y debo dar a los míos. Es una advertencia clara de mis verdaderas intenciones y metas. También encuentro momentos de reencontrarme con recuerdos de todo tipo, capeo con el dolor y con el amor al mismo tiempo, lloro y sonrío.

Y en parte (en casi toda) todo esto es por tí, por crear de la nada una realidad en mi vida que me puede. A veces le doy vueltas y quiero encontrar un sentido a lo que hacemos. No lo tiene. Desde el pricipio todo ha caido mágicamente por su peso. Y aunque mi impaciencia me ha privado de momentos que en su día planeé, es divina llevada de tu sombra. Te debo todo aquello que hoy quiero ser, escuchar, leer, escribir, ver y vivir.

Hay algo de Lost in Translation en este hotel en que me encuentro, algo que me espolea a querer lograr lo que ayer te prometí. Y en nada, el blanco de tu veste y de tu rostro, la luz de tu belleza, la música que recompondrás de nuevo con tu paso. Con cada uno de ellos.

Y en la noche, mi lágrima más sincera y concentrada. Toda tuya.

miércoles, 7 de abril de 2010

Primavera

Al único dragón que existe


Llega nueva y fresca esta primavera. Diferente. Nuevos paisajes van llenando las páginas de mi pequeño pasaporte, lo cubren de hojas verdes y de chorros de agua, de chimeneas gigantescas que escupen vapor de agua como si fuese una maldición que olvidar.

La soledad hay que quererla cuando se tiene, hay que aprovecharla si va a ser nuestra compañera por un tiempo. En mi caso, los días de la semana serán para mí y para los nuevos figuras que me encuentre en la central. Mas de momento, disfruto el balneario regalado, el silencio, los pueblos por descubrir. Es curioso cómo en dos días se selecciona la tienda, se tacha un restaurante y se elige una de las dos camas. Estamos constantemente llamados a elegir, la vida es una pertinaz selección, sin duda.

Lógicamente no es todo bueno lo que trae la soledad. Hoy, en un restaurante que no he tachado, me han ofrecido un vino que he sido incapaz de beber, porque me parecía una herejía beberme un Sotillo sin mis amigos de El Paleto. Creo que encontrarlo en Trillo es una señal. Pero donde más me doy cuenta de estar solo es en mi propio disfrute. Me falta mi dragón -aquel al que le están saliendo las alas para volar- y mefalta entre al agua burbujeante, debajo del los chorros a presión, en la película que vi esta tarde, y en la cama vacía de al lado, que a buen seguo también estaría vacía si ahora de repente entraras por la puerta con un golpe de cola.

Pero también las lágrimas del dragón son curativas, alargan la vida y el amor, incrementan la dicha. Bebo de ellas en la distancia, en esta luz ténue de hotel que tiene mucho del jazz que escucho ahora y que me inspira a tragarme una de Bogart o de Cagney. Tal vez mañana.

Veo fútbol, mal-ceno y hablo solo comentando las jugadas. Luego callo y escucho a una pareja de buhos que se hablan en la noche. Y mientras, espero que suene el teléfono que me ha de llevar hasta tí, para recoger más besos, más palabras y más lágrimas.