jueves, 25 de septiembre de 2008

Señales

Es difícil de explicar. Cuando estoy triste o me viene un sentimiento de realidad pesimista, lo primero que me viene a la mente es imaginarme que me abrazas y me acaricias la cabeza.


Y entonces, aunque no te tenga a mi lado, me siento feliz por pensar lo que pienso.

martes, 23 de septiembre de 2008

Descanso

Por fin conozco el descanso interior tras encontrar piso. Al final, como casi siempre, algo inesperado ocurre y surge el milagro. Galería de Vallehermoso 8, el piso que nos va a traer la paz.


Tras semanas de incertidumbre, por fin estoy tranquilo, y ya soñando con poner los pies en él. Ya se que no es el piso de nuestra vida, pero como decía Igor "con un poco de pintura, unas flores y un par de cojines..."


No me sale más que decir. Tan solo que espero al lunes con impaciencia. Y después del lunes, al miércoles. Día 1 de octubre, tu primer díad e trabajo, tu paso final hacia la madurez. Y el día en que pondremos finalmente final a este motivo de tensión e incertidumbre.


Un piso digno en Madrid...mano de santo. Pero hasta que no firme el contrato, yo no me creo nada. Virgencita virgencita...que me quede como estoy.

viernes, 19 de septiembre de 2008

Woody y el sueño

Lo que no sabía yo es que en Espronceda 14 vivía un dragón, uno de tantos. Uno de esos ogros maleducados y desafiantes que incumplen su palabra. Lo dejaremos aquí, ya le he dado demasiadas vueltas.


De esta guisa, hoy a las 7 aparece en escena Princesa 3, y ya está en la recámara Galileo 50. Crucemos los dedos. Ya se ha convertido en una obsesión el encontrar un lugar donde descansar cuerpo y mente. Algo digno, nada más.


Y paso el día medio dormido tras una noche de cuatro horas. Ayer, cena de despacho y fiesta con los compañeros. De lujo. Hoy, un revolcón en los medios de la planta 8 y vuelta a coger los trastos.


La tentación de encontrarme con Woody esta noche se pelea con mis ganas de dormir, y según se llegan las seis y media, finalizo una semana dificil que me trae un viernes solitario y tranquilo, presa fácil del teléfono y la nostalgia.


Hoy he vuelto a coger el móvil totalmente inconsciente buscando la "J" para llamarte. Qué duro es todo sin tí, qué real y qué frío.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Pisos y Calamares

Ayer a las dos, tenía cita en la calle del Barco 42. El anuncio decía “duplex interior, luminoso, amplio…” y muchas más cosas que nos llevaron a llamar. Al llegar allí, la imagen y el olor eran dantescos, aterradores. Con plena luz del día, los dos ventanucos eran incapaces de iluminar el “piso” y tuve que encender todas las bombillas. El salón cocina me recordó a la posguerra, a la clandestinidad que debieron vivir algunos. La parte superior, dos camas ridículas y un urinario, sin apenas aire, y con una ventanita que venía de la planta de abajo. Cuando la señora me dijo que pedían 1100 euros por él, sentí ganas de llamar a la policía. En su lugar, y con mi calma habitual, espeté un seco “muchas gracias, pero no es precisamente lo que estamos buscando”.

Al salir, me intenté refugiar en un bar de barrio a la luz de un cartel que decía “Romar, haciendo los mejores calamares de Madrid desde 1920”. El camarero solo me dirigió dos palabras en los 20 minutos que estuve allí “cuatro veinte”. El bocadillo de calamares que pedí estuvo, tristemente, a la altura de la choza que acababa de ver. Sali y me dirigí con tristeza a la oficina. Fue un dia muy duro.

Hoy amanecí de otra manera para ir a la reunión con PIHASA. La mañana pasó tranquila a la espera de ver un nuevo piso: Espronceda 14. Las fotos auguraban buena pesca, pero uno ya es toro indultado y no se fia.

Claudio me recibió a las dos y cinco y subimos a la cuarta planta en un ascensor al que habían quitado el envoltorio el otro día. Al oler la puerta ya se me abrieron los sentidos y ya dentro asistí a todo un orgasmo inmobiliario. Un dulce de leche, un lugar hogareño y cálido, cuidado, amplio. Un sitio donde soñar y pasar el invierno, donde ver películas y cenar. La mala noticia es que se me habían adelantado y una pareja estudiaba ya su adquisición. Dan la respuesta esta tarde. Si es negativa, Espronceda 14 nos tendrá a Nuria y a mi como inquilinos.

Al salir, caminando hacia la oficina, un aroma inconfundible llenó mis alveolos. Ni más ni menos que la cafetería “El Brillante”, lugar de peregrinación de los amantes del bocadillo. Especialidad: calamares. No me he podido resistir a la tentación y he degustado un soberbio “mini” en la barra. Insuperable. He charlado con el camarero y he pagado como un rico que compra pipas.

Ya en mi despacho, me he parado a analizar esta paradoja entre los pisos y los calamares que he vivido ayer y hoy.


Pisos, calamares…es todo lo mismo.

martes, 16 de septiembre de 2008

El encierro de Perera

Ayer, fruto del cansancio, no me fijé en que los carteles de la feria de otoño que miré eran los del año pasado. Tras un nuevo quite de Enrique, ya conozco los carteles definitivos.

Y también ayer, mostraba mi disposición a ver a “El Fundi” y a Perera. Lástima que no vaya Fundi, una de tantas ausencias en la feria. Pero miren por dónde, sí viene Perera, y no de cualquier forma. El Maestro extremeño, se encierra con 6 toros de tres ganaderías el viernes 3 de octubre. Parece que ha causado gran expectación esta corrida, y creanme si digo que intentaré ir si es posible.


Pero analicemos bien la circunstancia de este día. Primero, son 6 toros en Madrid. Y cierto es que Perera está haciendo una buena temporada, pero a mi me parece demasiado. Enrique –mi mentor y confesor taurino- me ha dado la clave en un mail mañanero “es peligroso gastar un cartucho a final de temporada. Luego la distancia es el olvido”.

Como de costumbre, creo que Kiko tiene razón. Se me antoja excesivo y demasiado arriesgado. Y poco humilde si se puede decir. Una cosa es hacer una buena temporada, y otra subirse al carro temprano de las leyendas que se han encerrado en Madrid. La última que recuerdo, aquella de Morante que me puso los pelos de punta como muy pocas veces.


Salvando las distancias, creo que Miguel Ángel Perera no debía haber aceptado esa corrida, y mucho menos en la fecha prevista. Puede que a Perera no se le presente otra como esta. Puede que hubiese sido mejor esperar.


Y también puede que triunfe, y ojalá lo haga, pero es mucho el tiempo que pasa desde el Pilar hasta Valdemorillo.


Y siento decir esto, pero hay algo en el toreo de Perera que no me acaba de convencer. Transmisión, colocación, movimiento de la muleta. Le he visto tres o cuatro veces (y en alguna de ellas cortando orejas) y sigue sin emocionarme. Y como también dice Enrique, no me acuerdo de ninguno de sus pases.


Ojalá me tape la boca en su arriesgada misión otoñal.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Regreso

Regreso. Regreso de la ciudad en la que se toca el cielo desde abajo, de la ciudad donde algunos corren y otros vuelan, de esa mezcla de copia y original que es Nueva York.


Ciudad electrizante, dinámica, luminosa. Una mole de acero y de cristal y de trenes subterráneos a modo de toperas. Nueva York, para perderse y enamorarse, parad esesperarse y llenarse de esperanza, ciudad de extremos, de calles cuadriculadas donde se inunda todo de un ingles y mil dialectos.


Regreso del reencuentro con tus brazos, de una certeza total en mis creencias. Regreso también de alguna pérdida y a un reencuentro no realizado.


Ayer, con la dosis reglamentaria de lexatín en mis venas, el supositorio maldito me devolvió a la rutina y a un domingo loco sin sentido del tiempo. Y hoy, batacazo en Magallanes 3...vuelta al trabajo con sorpresa y con faena en los medios a cara de perro.


Me gusta verme así de entero, serio y con la muleta planchada. Con ganas de encontrar nuestro nuevo piso, con ganas de que vuelvas. Con ganas de abrazarte entre otras paredes.


Y con ganas de ver a "El Fundi" y a Perera en la feria de Otoño de Madrid.

lunes, 1 de septiembre de 2008

Antes de partir

Me vienen muchas cosas a la cabeza antes de viajar a Nueva York. Lo primero (y que nadie se enfade) es al canguelo terrible que me da el supositorio volante. No lo puedo evitar porque, por más que lo pienso, me sigue pareciendo que volar es antinatural.


A parte del canguis, solo pienso en el abrazo de Nuria (en el primero y en el segundo) y en esa maravillosa sensación que es descubrir una ciudad nueva y apasionante como pocas. Los grandes han estado en Nueva York, han vivido allí, han amado allí. Me vienen a la mente gente tan dispar como Lorca y Fonollosa.


Allí pasearé mi mente y mis sentimientos dentro de 30 horas, allí escribiré, caminaré y amaré. También, ineludiblemente (y que nadie se vuelva a enfadar) fumaré algún cigarrillo, tal vez alguno más que alguno.


Me imagino el tiempo parado, la sensación de sentirme único, el rumor de los coches como poesía alpina. Y voy con la ilusión de encontrarme con mi madre a la salida del avión, de ver su sonrisa de nuevo después de más de un año y disfrutar de nuestro soñado primer viaje.


Y encontrar tu tacto de nuevo bajo sábanas prohibidas, bajo mesas de bar desconocidas o en los bancos de madera de Central Park.